jueves, 8 de enero de 2009

TENDERETE Y MI CHISPA TENDERETERA.

En este apartado voy a tratar de plasmar el por qué y el desde cuándo me empezó a interesar la Historia y el maravilloso mundo de la Cultura y, en general, el Folclore Tradicional. Un amigo, el Señor Fernando de Santa María de Guía, Gran Canaria, España, hace unos meses atrás escribió a mi correo y me dijo que plasmara y le relatara mi historia sobre cómo me interesé por el folclore Canario; le respondí que para que fuera una historia debería haber un principio y un final, así que le dije que más que historia sería un relato; sin embargo, hoy día ya lo puedo contar como una historia, pues ya tiene un final, y qué final. Para todos los que siempre me han preguntando, aquí está la respuesta.
Mi historia la he titulado MI CHISPA TENDERETERA, y así comienza:
Tenderete es un programa de televisión que es transmitido por el canal internacional de tv española, se centra en divulgar, rescatar y mostrar, al resto del mundo, lo que las Islas Canarias tiene, en cuanto a su Cultura y Folclore tradicional. Todo lo que he aprendido, la forma que tengo de ver e interpretar el mundo que me rodea, la cultura, la música y el baile autóctonos, las costumbres y tradiciones de un pueblo, se lo debo a ese programa canario llamado Tenderete, y todo inicia con él.
Mi historia es muy difícil que yo la explique y también que la puedan llegar a entender y comprender, pues lo que yo sentí por la música y la cultura canaria iba más allá de solo apreciar la cultura, la música y el maravilloso mundo del folclore tradicional, por que ni yo mismo puedo entender y comprender lo que llegué a sentir, es algo que no puedo explicar, por que esa maravillosa sensación que me provocó Canarias provino desde lo más profundo de mi corazón y recorrió todo mi cuerpo, alma y mente. No era toda la música, el arte, etc, era solo lo que canarias provoca en mí, había algo que me llama desde esa tierra, era algo tan fuerte y tan bonito que me atraía y me llamaba, no se que era y por qué pasaba, pero me hacía sentir algo fenomenal. Cuando sentía esa extraordinaria e intensa fuerza me desesperaba y me daban ganas de gritar, más cuando en la noche o en la madrugada me despertaba ese sueño, voz y sensación. No sé por qué pasaba, a mí no se me había perdido nada en canarias, no existía (o existe) algo que me uniera a ella, nada, absolutamente nada, solo la música canaria y ese inexplicable sentimiento y ese sueño constante de estar caminando por una calle empedrada, con casas blancas a los lados y subir por ese camino que conducía a una montaña, escuchaba las olas del mar, sentía la brisa marina sobre mi rostro y observaba, desde el centro de ese empedrado, el mar azul; ahí era Tenerife ¿cómo lo sé? quien sabe, pero se que ahí era. Cuando despertaba de ese sueño mi corazón latía intensamente (como si hubiese acabado de correr a toda velocidad).
Ese sentimiento, sueño y deseo de ir a Canarias comenzó desde que vi y escuché la música canaria a través de Tenderete cuando cumplí 10 años, fueron la caringa y una berlina palmera (bailes típicos de la Isla de la Palma) las que ocasionaron que todo eso surgiera en mí, esas melodías canarias me impactaron y me hechizaron. Recuerdo que esa noche me iba a dormir y mientras me ponía la pijama encendí un momentito el televisor, que tengo en mi cuarto, para ver que había (eran como las 11:00 de la noche) y, en ese preciso momento, cuando llegó la imagen a la pantalla, empezaban a bailar la Caringa Palmera, me senté en la cama y la observé detenidamente, más tarde el presentador (que era el señor Antonio Betancourt) dijo que bailarían una berlina palmera. Al terminar ésta pieza, despidió el programa y finalizó con una Isa. Quedé tan impactado y maravillado con lo que vi y escuché, que me quedé pensando en lo que había visto. Todos los días siguientes encendía, a la misma hora, el televisor para ver si pasaban lo que había visto esa noche y, no fue, sino un martes, una semana después (a la misma hora) que volví a ver, oír y sentir esa rara sensación que me habían provocado dichos bailes canarios.
Cuando tenía 12 años (como era tan fuerte ese sentir) a mi profesor de Orientación educativa de mi escuela (como era psicopedagógo) le platiqué lo que me pasaba, para ver si me podía ayudar o dar una explicación del por qué ese sueño y ese sentir tan profundo por una tierra desconocida y por su música tradicional. Su respuesta fue tan confusa y tan rara para mí, pues me habló de pubertad y de los cambios de no se qué y de no se cuándo, y aparte de que me enseñó cuanta cosa encontraba de dibujos, láminas y objetos para explicarme, que al final quedé peor de como ya estaba. Desde entonces, hasta el día de hoy, no tengo una respuesta a lo que me pasaba.
Tal vez se lea estúpido o loco, aveces pienso que todo estaba en mi mente y que a ésta le faltaba carburación, aceite, vino y tequila o un buen psiquiatra; no se si necesitaba un buen golpe en la cabezota o desde más niño se me cayó un engrane o tornillo y por eso me patinaba el cerebro a lo grande.
Lo que yo llegué a sentir por la tierra canaria fue un sentimiento muy profundo y extraordinario, sentimiento que me hizo soñar, imaginar y volar; experiencia que me hizo sentir animalitos en la barriga (y no eran precisamente amebas o lombrices eheee), era un sentimiento que me hacía sentir grandes deseos de conocer y aprender la cultura, la música y el baile tradicional canario, era un sentimiento que me atraía y me llamaba a pisar tierra canaria.
Viendo Tenderete aprendí (y continúo aprendiendo) muchas cosas, también he comprendido muchas otras más; desde los 10 años, yo solo comprendí la importancia que tiene el aprender, conocer y divulgar nuestras costumbres autóctonas; aprendí que no existe riqueza más grande que nuestra historia y nuestra cultura, música, bailes, danzas y tradiciones populares; aprendí que no debemos olvidarlas, pues son parte de nuestra identidad y, son estás, las que nos identifican en el mundo entero; aprendí que debemos sentirnos orgullosos de nuestras raíces, de nuestras costumbres y de nuestra tierra; aprendí a valorar el trabajo de mi gente, de nuestros campesinos (que trabajan arduamente día a día sembrando, labrando y cocechando la tierra para darnos los alimentos que los capitalinos consumimos). Aprendí a valorar a la gente indígena que abandona sus lugares de nacimiento y familia para acudir a las grandes ciudades en busca de trabajo y comida y, que muchas veces, la gente discrimina en forma despiadada, abusando de su nula preparación académica y pobreza, para explotarlos y humillarlos; comprendí y aprendí que la música y el baile tradicional deberían ser elementos para humanizar a la gente; con Tenderete (al ver tanta gente, tantos grupos y en la forma tan sencilla que tienen éstos para expresarce) aprendí a ser un niño y un chico humilde, sencillo y humano; aprendí a valorar a mis padres y a mis hermanos; aprendí a respetar a mis semejantes y a mis mayores; aprendí a valorar la naturaleza, la vida y a la Tierra; aprendí lo maravilloso que es el arte del verso; aprendí a llorar, reír y a divertirme de la forma más sana; aprendí a ser un mejor estudiante y un mejor hijo. Tenderete, mi chispa y la música canaria me hicieron llorar (como esa Berlina Majorera que era cantada por un señor que ya murió y que la interpretó junto a la A.F los Majuelos: Su mensaje y el sentimiento de su voz, quebraron mi corazón desde la primera vez que la oí y, más lloré, cuando me enteré, a través de los propios Majuelos que el señor ya había fallecido) Esa melodía la tengo en un lugar muy especial en mi cuarto y es, para mí, un tesoro muy valioso; o como la canción que interpretan Los Faycanes ¡La Última Folía! y que cada vez que la escucho hace que rueden por mis mejillas lágrimas de tristeza y, por que no, también, de alegría. Un día mi padre entró a mi cuarto y me dijo: ¡aguante cabrón... los hombres no lloran... y si quieres llorar te voy a dar unos buenos chingadazos pá que llores con provecho!
Tenderete, mi chispa y la música canaria me han hecho reír y pasar un rato y días de mucha alegría y felicidad. Tenderete ocasionaba que me regañaran y me dejaran castigado y sin paga los domingos, por no salir con mis padres, todo por quedarme a ver Tenderete.
Tenderete tuvo su cambio cuando llegó el señor Yeray Rodríguez a la conducción del programa y yo, también sentí esa transformación, pues la versada llegó a mí, al observar la forma de versar de Yeray. Poco tiempo pasó para que yo aprendiera a expresar mis sentimientos a través del verso. Con el arte del versar pude y encontré la forma de decir a los demás mis sueños y deseos; pude expulsar mis sentimientos, mis tristezas y dolencias, pude decir lo que no podía hablar, por mi timidez o por temor. Encontré la forma y el lenguaje perfectos para unir mi imaginación con el verso, sin necesidad de delatarme. El verso se unió a mi chispa tenderetera para que yo continuara soñando, imaginado y aprendiendo.
Yo crecí junto a Tenderete, si mi pantalla de televisión y el programa pudieran decirlo, dirían que son testigos mudos de mi desarrollo y que me vieron crecer, dirían que han contribuido en mi formación, educación y aprendizaje. Seis años ya han transcurrido y yo ya tengo 16. Me siento muy feliz de haberme topado con Tenderete, pues me ha hecho un chico de bien; sin embargo, así como inició llegó su final.
Había días, conforme iba creciendo, que todo lo que sentía por Canarias y todo lo demás que me hacía sentir, parecían desaparecer e irse de mí y, cuándo pensaba que ya había desaparecido esa chispa, regresaba esa sensación y ese sentimiento con tanta fuerza que me hacían el chico más feliz y afortunado del mundo. Pero una vez dije y juré, que el día que se terminara, extinguiera y se fuera de mí esa chispa, esa magia y los deseos de continuar soñando e imaginando con la tierra canaria, ese día que se apagara esa sensación que sentía cuando más pequeño, y que me envolvían en una magia y que me hacían escribir, componer, versar, etc., la dejaría ir sin pero alguno y sin tratar de mantenerla en mí. Seis años después y ese día ya llegó, por eso hoy que ya no siento esa sensación, esa magia y esos deseos de continuar soñando e imaginando, es momento de decirle adiós a Mi Chispa Tenderetera. Me duele y siento mucho su partida, pues todo lo que aprendí se lo debo a mis chispa. Mi chispa era mi refugio, mi amiga, mi guía y mi luz para continuar siempre adelante. Ahora que ya se ha ido, creo que esa magia estaba en mí por que era yo todavía un niño, pero ahora que ya no siento nada, se que he crecido. Creo que su partida significa que ya he crecido y que ya es hora de madurar y de prepararme para la vida como un chico mayor. Creo que he dejado de ser un niño y ahora es tiempo de olvidar y hacer aún lado toda esa magia infantil para adentrarme a lo que yo seré el día de mañana. Mi deseo ahora es prepararme para estudiar biología, me faltan dos años para ingresar a la Universidad, pero creo que ya es hora de sentar cabeza y de poner los pies en la tierra y ya es tiempo de que me ponga a estudiar, como dios manda, para lograr ser alguien en la vida; para ser una persona de bien y para hacer algo por mi gente y por mi tierra. Es momento de olvidar y dejar atrás mi vida de infante.
No por que ya se ha ido mi chispa tenderetera de mí significa que ya no continuaré con la cultura y el folclore; continuaré escribiendo y estudiando para dar a conocer, ahora, lo que mi tierra tiene, lo que ella posee y que me hace sentir muy orgulloso de haber nacido en esta tierra maravillosa; por eso, he decidido olvidarme de canarias y he decidido borrar todo vínculo que me recuerde a ella, pues se que si no lo hago, continuaré soñando y volando en un sueño difícil de alcanzar. Mi música canaria y todo lo demás los he puesto en el baúl de los recuerdos, para cuando sea mayor a mis hijos les cuente la rara y loca historia de Mi Chispa Tenderetera.
Tuve el gran honor que mi nombre saliera en Tenderete 3 veces, Yeray, el presentador, me envió saludos en tres ocasiones, momentos maravillosos que nunca olvidaré, pues nunca, nunca envié correo alguno al programa, pues nunca me atreví hacerlo ¿Cómo fue? bueno, por dos amigos de Canarias y por un correo que dejé en la revista Bienmesabe.
Hay mi chispa tenderetina
hay mi chispa tenderetera
siempre te he de recordár
con una berlina palmera.
Estoy seguro que Tenderete ha sido, y es para muchos niños y jóvenes, un elemento y un referente de inspiración para adentrarse al maravilloso mundo de la música, el baile, la cultura y, en general, al mundo del folclore tradicional. Ojalá que programas como Tenderete sirvan de plataforma de lanzamiento para que muchos de mis contemporáneos, y más pequeños, se motiven para que la música, la danza y el baile autóctonos no se pierdan y continúen estando presentes junto a la modernidad, la ciencia, la moda extranjera y la tecnología.
¡ADIOS... MI CHISPA TENDERETERA!
* FIN *

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